¡Nos Mudamos! Algunos consejos prácticos

Pensar en tener un hijo o agrandar la familia muchas veces viene unido a la búsqueda de un nuevo hogar. Las obras y las mudanzas son situaciones que nos generan estrés, y si suceden una a continuación de la otra… ¡mejor estar preparados!

Planificar la mudanza nos puede dar una cierta sensación de control que nos ayudará a reducir el estrés. Hay tareas previas al día de la mudanza que se pueden ir haciendo para amortiguar la ansiedad y no dejar todo el trabajo para el último día.

Preparar la casa nueva antes 

Es una buena oportunidad para revisar el estado de las terminaciones y si es necesario pintar paredes y tratar pisos de madera. También aprovechar que la casa está vacía para hacer una limpieza profunda y general, de modo de poder guardar principalmente los elementos de cocina y baño el mismo día de la mudanza.

En el caso de que sea una casa nueva, no está de más preveer dos limpiezas ya que el polvo de la obra se vuelve a asentar luego de la primer limpieza.

Coordinar las conexiones de los distintos servicios es parte de esa “preparación” que necesita la casa para dejarla operativa, y es una de las tareas que se puede hacer en las semanas previas. También dar aviso a las cuentas y suscripciones del cambio de dirección es una gestión que podemos hacer con tiempo.

Se pueden elaborar listas de tareas prioritarias a hacer en cada ambiente, para tenerlas en mente y, como decíamos antes, amortiguar ansiedades.

Tomar medidas y prever la logística

Sobre todo cuando nos mudamos a un apartamento, es importante ver por dónde entran (y salen) los muebles y electrodomésticos de mayor tamaño: colchones, sillones, aparadores, cómodas, heladera, lavarropas, secarropas. Para esto debemos chequear previamente dimensiones: del ascensor (y de su puerta), de las ventanas, y del paso de las puertas hacia los ambientes.

Si es necesario entrar cosas por ventanas, quizá sea conveniente para no correr riesgos contratar a alguien idóneo en el tema.

En caso de mudarse a un apartamento, a un barrio privado, o a una propiedad horizontal, averiguar si tienen días establecidos para las mudanzas en el reglamento de copropiedad.

Reducir la cosas a trasladar

Es un buen momento para revisar nuestras pertenencias y reducir. Cuanto menos cosas traslademos ahorramos más tiempo. Podemos tomar las estrategias de Marie Kondo que plantea en su libro La Magia del Orden: establecer categorías de elementos, luego juntar en un mismo espacio los elementos de una misma categoría para ver el volumen real que ocupa, por último: seleccionar sólo lo que queremos preservar. El método de Kondo sugiere empezar por las cosas de menor valor sentimental y dejar éstas para el final, cuando hayamos adquirido cierta destreza en “dejar ir” las cosas que ya no nos sirven ni nos hacen felices.

Si nos mudamos a una casa más grande, probablemente los muebles queden “perdidos” en el ambiente. Una estrategia puede ser, si existe la posibilidad, renovar algunos muebles con la mudanza. En ese caso, ya sea porque los vendamos o regalamos, el esfuerzo de trasladarlos ya no depende de nosotros, y por otro lado, cuando compramos muebles nuevos en general es parte del servicio la entrega sin costo.

Puede ser una buena estrategia intentar consumir los productos de la alacena y de la heladera, para no tener que trasladarlos, considerando además que la heladera debe tener un tiempo de

Pedir ayuda!

No hay que subestimar el trabajo que demanda la mudanza, debemos evaluar si está a nuestro alcance encargarnos del traslado de las cosas, si necesitamos la colaboración de nuestro entorno cercano o contratar servicios de mudanza.

Si tenemos hijos pequeños, pedir ayuda para cuidarlos puede ser una buena opción, ya que no podremos prestar la atención que ellos necesitan durante el movimiento de la mudanza.

Disfrutar la nueva etapa

La mudanza implica un cambio, y una adaptación: a un nuevo barrio, vecinos, ruidos, a un espacio desconocido. La planificación será nuestra aliada, para atenuar la ansiedad pero también para ir haciéndonos a la idea de este cambio y prepararnos para el nuevo comienzo. Para convertirlo en nuestro hogar será cuestión de tiempo y dedicación, podemos empezar de a poco buscándoles un lugar a las cosas que nos hacen sentir bien: fotos, colecciones, recuerdos de viaje, algún libro o lo que sea que nos haga sentir identificados y que haga “nuestra” la casa.

 

Arq. Valeria Rohrer

Esta nota fue publicada en la Revista Mamá&Bebé, en la edición de Octubre de 2017